bajando el puente de Juan B Justo

unidos por las ramas en Las Heras

en el 60

modelo espontánea


retrato de colectivero
(selección Concurso Gente de mi Ciudad 3013)

desde el 140


la rama de siempre


por Av Cordoba

por la 9 de Julio

desde el 140

desde el 140





A veces es muy útil viajar en colectivo. Es el momento de introspección obligado. Me acuerdo de cuando las señoras tejían y las señoritas se limaban las uñas. Si se tiene la suerte de conseguir un asiento, uno puede soltar los músculos y dejar pasar a la ciudad recortada ante sus ojos, o si le interesa más lo figurativo en primer plano, es posible observar los gestos de los demás pasajeros durante el tiempo muerto.
A mí personalmente este rato en el colectivo me obliga a agudizar mi sentido del tiempo, a concentrarme en una y solo una actividad y a cumplir el objetivo de terminarla antes de bajar. Metódicamente, antes de salir de mi casa para tomar un colectivo, preparo lo que voy a necesitar en el viaje. Después de unos minutos que lleva entrar en comunión con el bondi todo (la cantidad de habitantes, el ritmo del chofer y del tránsito, la ubicación buscada y posible) comienza la tarea.
A veces me aprendo una canción de memoria, otras veces hago cuentas, cuando tengo que escribir un texto como este, espero un día de cortes y embotellamientos para no interrumpirlo.
Me tengo que bajar.







































































































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